03 Ene Alargamiento de pene: los mitos detrás de una cirugía en auge
Muchos hombres, cada vez más, deciden operarse para alargarse el pene con el fin de sentirse mejor con su cuerpo. Este tipo de cirugías son frecuentes pero, en muchos casos, innecesarias. Es fundamental conocer en qué consisten las diferentes técnicas quirúrgicas y también saber cuáles serán los resultados para no sufrir decepciones.
Al igual que las mujeres se someten a tratamientos de cirugía estética para aumentar el volumen de sus pechos y sentirse mejor físicamente, los hombres también recurren a estos tratamientos para mejorar su aspecto, concretamente el del pene.
“Cada vez más varones solicitan y demandan tener un pene más cuidado estéticamente. Al igual que se cuidan las mamas, los glúteos u otras partes del cuerpo, cada vez se cuida más el pene”, afirma a Cuídateplus Javier Romero-Otero, director del departamento de Urología de HM Hospitales en Madrid y director médico de ROC Clinic.
De hecho, es un tipo de cirugía cada vez más demandada por los hombres que se sienten insatisfechos con el tamaño de su pene, aunque, como apunta
Fracois Peinado, experto en Peyronie, disfunción eréctil y cirugía de pene, profesor de Urología de la Universidad Europea de Madrid y jefe del Servicio de Urología del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo 39, en Madrid, muchos de ellos sin necesidad. “
La mayoría de los pacientes que piden un alargamiento o engrosamiento, por lo general, no lo necesitan, puesto que están en rangos normales de longitud”.
Y esto es así porque “
el tamaño de un pene en flacidez suele estar entre los 9-9,5 cm y en erección alrededor de los 13-13,5 cm, de media, por lo que habrá pacientes con penes de 8 cm y otros de 10,5 cm o más en flacidez”, explica en detalle. En opinión del experto,
“los pacientes con penes por debajo de los 7 cm en flacidez son los que podrían ser subsidiarios de este tipo de tratamientos”, pero, antes de eso, “hay que tener en cuenta que
se debe hacer una evaluación exhaustiva y analizar la grasa abdominal e infrapúbica”, ya que, como apunta, “
muchos hombres tienen el pene normal pero está enterrado en el panículo adiposo y, por tanto, no se puede visualizar”. De ahí que piensen que es pequeño y que requiere de cirugía.
Motivos para operarse
Aunque no hay datos disponibles sobre el porcentaje de pacientes que se someten a este tipo de cirugía, la realidad que se ve en las consultas es que “
los alargamientos de pene y las reconstrucciones de pene son muy frecuentes”, según señala Romero-Otero. En concreto, según Peinado, en la consulta de andrología de su unidad “
pueden suponer entre un 15-20% de ellas”. Y esto es así porque “muchos pacientes que acuden a revisión urológica o por alguna enfermedad del pene también consultan indirectamente acerca del tamaño de su pene”.
“Más estética, insatisfacción personal y búsqueda de la perfección son los motivos principales por los que el hombre quiere someterse a este tipo de cirugías”, apunta Romero-Otero.
Otro motivo es que, como apunta Peinado, “
con la edad, el pene pierde elasticidad, las erecciones son más débiles y el acúmulo de kilos influye en la visualización del pene”, además, la pornografía tampoco ayuda. Según el urólogo, “este es otro factor importante que hace que muchos hombres intenten tener un pene más largo. En una sociedad donde cada vez más impera la imagen, tener un cuerpo perfecto y un pene largo puede proyectar la idea de masculinidad, aunque, evidentemente, no es así, pero los estereotipos son muy influyentes”. Pero no sólo se habla de alargamiento de pene, como apunta Romero-Otero, “
también se habla del rejuvenecimiento peneano, en términos de hacer desaparecer todas las lesiones dermatológicas que aparecen con el devenir de los años o el engrosamiento del pene”.
Es importante señalar que,
muchos de los motivos que alegan los pacientes no tienen fundamento ya que, como apunta Peinado, “muchos de los hombres que acuden a las consultas presentan, en realidad,
una alteración de la percepción del tamaño de su pene creyendo que es demasiado pequeño cuando en realidad no lo es”.
En qué consiste la cirugía
La principal técnica quirúrgica para el alargamiento de pene “es la sección de los ligamentos de los que cuelga”, señala Peinado. “
Este mismo está sujeto al hueso del pubis y con la sección de estos ligamentos, se consigue que el pene cuelgue más. En un sentido estricto, no se alarga el pene puesto que la longitud del pene es la misma para pero se exterioriza lo máximo posible”, detalla. El alargamiento consigue, por tanto, “
en un incremento de la longitud de pene en flacidez fundamentalmente aunque en erección este incremento es mucho menor, por debajo de la mitad de lo que se consigue en flacidez”, advierte.
Además, “se pueden añadir otras técnicas como son la liposucción infrapúbica que permite reducir la capa de grasa a ese nivel o realizar una lipectomía de esa zona que elimina todo ese tejido sobrante graso.
El objetivo es permitir una mayor visualización del pene”, informa Peinado. Con ello,
se consigue que “salga más tallo de pene y el paciente pueda, no solo tener más tallo y morfológicamente sentirse más íntegro y más pleno, sino que además pueda tener mejores relaciones sexuales y que pueda miccionar de pie”, destaca Romero-Otero. Otra técnica es la escrotoplastia:; “Muchos hombres tienen un exceso de piel en el escroto que no da la imagen de un pene tubular. Al quitar esa piel, la percepción de un pene más largo se produce”, indica Peinado. Y también, como apunta Romero-Otero, “
se puede hacer una abdominoplastia, una liposucción, para que haya menos grasa en la zona del pubis y se vea más pene desde la parte dorsal”.
Por otro lado, añade Romero-Otero, “
se pueden añadir cosas como ácido hialurónico, siliconas u otras soluciones, ya que hay multitud de sustancias que se han utilizado para intentar incrementar, no sólo la longitud, sino el grosor del pene”. En este sentido, apunta: “
No hay un material o una sustancia que sea superior a las demás, puesto que no se han podido desarrollar ensayos clínicos y cada cirujano tiene su propia experiencia que le hace trabajar en un sentido o en otro”. De hecho, “existe un debate que está muy activo, de hecho, si vamos a la literatura médica nos damos cuenta de que es más la experiencia personal publicada de las personas que una evidencia científica construida sobre una base metodológica”.
En cuanto a qué método es el mejor, Romero-Otero indica que, “
hoy por hoy no hay ningún estudio en la literatura construido siguiendo la metodología científica y médica ni evidencia para poder decir qué procedimiento es mejor que el otro para este tipo de cirugías y todo se basa en la opinión del experto”.
¿Quiénes pueden hacerlo?
En cuanto a qué hombres podrían someterse a una cirugía de este tipo y cuáles no, la respuesta es simple:
“Todo hombre podría someterse a este tipo de cirugías, pero no deberían hacerlo aquellos pacientes con penes de tamaño normal”, aconseja Peinado. Sin embargo, apunta, “es una decisión última del paciente. De la misma forma, que hay mujeres que se ponen mamas totalmente inadecuadas de tamaño en función de su constitución, hay pacientes que por motivos personales e íntimos desean un aumento de longitud”. Por eso, “lo más importante es explicar la cirugía, sus consecuencias y posibles resultados”, señala.
Para Romero-Otero, “antes de someterse a una cirugía de este tipo, lo primero que tiene que saber un paciente es que, la mayoría de personas que viene demandando este tipo de intervenciones no lo requiere y tiene un pene dentro de la normalidad”. En estos casos, su consejo es “
realizar evaluaciones psicológicas para hacerles ver que no tienen un problema y que se van a meter en una cirugía, que siempre es un acto agresivo y que puede tener consecuencias, antes de someterse a este tipo de cirugías”.
Ni 6, ni 8, ni 10cms más
Como señala el especialista de la Clínica Rúber, es fundamental que el paciente sepa toda la información posible antes de someterse a una cirugía de estas características. “
Lo más importante es no darle falsas expectativas y comentarle que el aumento de longitud de pene dependerá fundamentalmente de su propia anatomía” ya que “no hay milagros”.
Es importante que sepan que “
los aumentos de pene que se anuncian en muchas páginas web y en las páginas de pornografía de más de 8 cm no son posibles”, explica. El paciente además “debe estar convencido de la cirugía y saber que, en algunas ocasiones, no se va a conseguir los resultados que él desea. Sus expectativas siempre van a ser mayores de lo que él cree”. La realidad es que, según sus datos, “
de media puede conseguirse entre 1-2 cm más, aunque hay pacientes en los que se consigue menos y otros,
en el caso de penes enterrados, se consiguen más de 5 cms”.
Lo que es clave para ambos expertos es que “el paciente acuda a un centro donde haya profesionales sólidos, competentes y sin ánimo mercantilista para que le den el mejor consejo posible”. En ocasiones, apunta el
director médico de ROC Clinic, “e
l paciente puede entrar en un vía crucis grave como consecuencia de este tipo de intervenciones, ya que, en vez de salir con más pene, puede salir con menos y con déficits funcionales y estéticos del mismo (cicatrices, retracciones con falta de piel, etc.)”. Por otro lado, el hombre debe saber que saber que “el alargamiento de pene no va a mejorar su vida sexual”, apunta Peinado.
Las alternativas caseras
“A lo largo de la historia se han probado múltiples aparatos y técnicas con muy moderados resultados”, afirma Peinado. Los más famosos y conocidos por todos son los extensores de pene “que intentan, a través de un mecanismo de elongación de los tejidos, conseguir el aumento de longitud de pene”.
Estos dispositivos, informa el especialista, “
se deben usar durante muchas horas al día durante largos períodos de tiempo y no son fáciles de usar por lo que al final sus resultados no responden a las expectativas de muchos pacientes”.
Otra técnica que se utiliza, sobre todo en países orientales, es el
jelquing,
“que consiste en ejercicios en los que se cuelgan pesos en el pene durante largos períodos de tiempo. Esto puede conseguir algún efecto, pero pueden lesionar los tejidos del pene”, advierte.
En cuanto a la
existencia de pastillas para alargar el pene, Peinado explica que “
se venden muchas en internet, pero ninguna ha demostrado eficacia”. La realidad es “como si tomásemos algo para ser más altos. Cada paciente nace con un tamaño determinado genéticamente y las posibilidades con fármacos son casi nulas”.